Javier Ayarza

N

ace en Castro Urdiales en 1968. Cursó estudios en la escuela de artes y oficios de Madrid, especialidad en volumen y diseño.

Ha participado en diversos diseños arquitectónicos, perfomances y direcciones artísticas desde 1991. Sus exposiciones tanto individuales como colectivas se han desarrollado en el ámbito nacional e internacional. Es un artista polifacético que tiene varias obras expuestas en museos y fundaciones.

A continuación se detalla la crítica de Javier Rubio Nomblot:

La escultura de Javier Ayarza (Castro Urdiales, 1968) pivota sobre tres ejes característicos: fusión de expresiones artísticas y manipulación artesana de materiales tradicionales e industriales; prospección en lo imaginario, fabuloso o fantástico; y examen crítico –al estilo, por lo demás inclasificable, de los artistas ligados al Canto de la Tripulación- de los fenómenos ligados al desarrollo y, en particular, de la manifiesta incompatibilidad del modelo basado en la explotación con los procesos naturales que sostienen la vida.

Océano Plástico, la instalación inequívocamente barroca que Javier Ayarza presenta en One Project, es una representación de ese compendio de intereses. Por una parte este espacio híbrido, casi un teatro de las maravillas decimonónico, evocador de diversas artes y lenguajes, prolijo en colores, formas, luces, sonidos y mensajes, sumerge al espectador en ese crisol caótico de estímulos y manifestaciones culturales que es el escenario global.

Por otra, las criaturas traslúcidas y luminosas, los símbolos arcanos, las interferencias tecnológicas, los fenómenos inesperados, el bombardeo de estímulos, generan una atmósfera delirante en la que se hace presente lo fabuloso. Se trata, en definitiva, de devolverle a la naturaleza su dimensión misteriosa y sagrada; su mitología, la única vía que tenemos de aprehenderla sin convertirla en cosa, en un objeto de consumo más.

En consonancia con toda la producción escultórica de Javier Ayarza, así como con sus vídeos y performances, Océano Plástico actúa desde la elegancia, la seducción, la poesía y la sensibilidad; no agrede ni culpa, sino que persuade a través del gozo estético y la invitación a la aventura intelectual y sensorial.

Javier Rubio Nomblot